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Paciente oncológico: cuidar la sonrisa durante la lucha

El paciente oncológico requiere un cuidado integral de disciplinas que pueden parecer distantes, como son la oncología y la odontología que, en este caso, deben caminar de la mano.

El tratamiento contra el cáncer, si bien salva vidas, también puede afectar significativamente la cavidad oral. Por eso, el manejo odontológico adecuado se convierte en una herramienta vital para mejorar la calidad de vida del paciente oncológico, que necesita una atención dental especializada, planificada y empática, además de prevenir complicaciones que pueden ser tanto dolorosas como potencialmente graves.

El trabajo en equipo con oncólogos, hematólogos, radioterapeutas y otros especialistas es esencial, ya que permite

  • Determinar el momento óptimo para realizar procedimientos odontológicos, preferiblemente antes de iniciar la terapia.
  • Conocer los efectos específicos del tratamiento (quimioterapia, radioterapia, inmunoterapia) en la mucosa y tejidos orales.
  • Ajustar los procedimientos odontológicos según la inmunosupresión, riesgo de hemorragias o alteraciones hematológicas.

¿Por qué es importante la odontología en el paciente oncológico?

Los tratamientos como la quimioterapia, la radioterapia o las terapias dirigidas afectan tanto a células malignas como a sanas, incluyendo las de la mucosa oral, glándulas salivales, huesos maxilares y tejidos blandos. En consecuencia, el paciente oncológico puede presentar xerostomía, mucositis, infecciones, sangrado, dolor y hasta osteorradionecrosis.

El cuidado odontológico no es un lujo, sino una necesidad básica para el paciente oncológico. Un foco infeccioso, como una caries o periodontitis, puede poner en riesgo su tratamiento, su recuperación e incluso su vida. Por eso, el odontólogo es parte fundamental del equipo multidisciplinario que atiende al paciente oncológico. 

Antes de comenzar la terapia oncológica, es recomendable realizar una evaluación odontológica completa. Esto incluye identificar y tratar infecciones, caries, enfermedad periodontal, lesiones orales o cualquier condición que pueda complicar el tratamiento o aumentar el riesgo de infecciones durante la terapia.

Fases del manejo odontológico en el  paciente oncológico

El manejo del paciente oncológico se divide en tres grandes etapas:

Antes del tratamiento oncológico

En oncología, ésta es la etapa más crítica desde el punto de vista preventivo. El objetivo principal es dejar al paciente en un estado óptimo de salud bucodental antes de comenzar la terapia contra el cáncer. 

Antes de comenzar la terapia oncológica, es recomendable realizar una evaluación odontológica completa. Esto incluye identificar y tratar infecciones, caries, enfermedad periodontal, lesiones orales o cualquier condición que pueda complicar el tratamiento o aumentar el riesgo de infecciones durante la terapia.

Principales acciones:

  • Historia clínica detallada: Se debe conocer el tipo de cáncer, el tratamiento planificado, fechas y duración. Antecedentes de enfermedades bucales, tratamientos previos, alergias, medicamentos actuales y condiciones sistémicas.
  • Examen bucal exhaustivo: Evaluar dientes, encías, mucosa, lengua, paladar, tejidos blandos. tejidos óseos y funcionalidad.
  • Radiografías diagnósticas: ortopantomografía, radiografías periapicales o tomografías si es necesario, para detectar caries, infecciones, lesiones óseas o patologías ocultas.
  • Tratamientos preventivos y correctivos: Eliminación de focos infecciosos (extracciones, en especial de dientes no recuperables, tratamiento de caries, endodoncias), profilaxis periodontal, con la finalidad de reducir el riesgo de infecciones durante la inmunosupresión, como también aplicación de flúor y sellantes.
  • Educación del paciente oncológico: Instrucciones claras sobre higiene oral, uso de cepillos suaves, enjuagues sin alcohol y hábitos dietéticos.

Durante el tratamiento oncológico

En esta fase, el paciente oncológico atraviesa tratamientos agresivos, por lo que la cavidad bucal se vuelve vulnerable a múltiples complicaciones.

  • Mucositis oral: Inflamación y ulceración de la mucosa, muy dolorosa. Se trata con enjuagues con solución salina o bicarbonatada, anestésicos tópicos, buena higiene, agentes protectores y, en casos severos, con terapias sistémicas.
  • Xerostomía: Disminución de la producción de saliva, que aumenta el riesgo de caries y dificulta la alimentación. Se recomienda hidratación frecuente, chicles sin azúcar, sustitutos salivales y evitar irritantes como café o alcohol.
  • Infecciones oportunistas: Candidiasis oral y otras infecciones bacterianas o virales; la profilaxis con antimicótico o antibiótico puede ser necesaria, según el caso.
  • Trismo (dificultad para abrir la boca): Puede aparecer especialmente tras radioterapia en cabeza y cuello. Los ejercicios de fisioterapia mandibular pueden ayudar.
  • Hemorragias: por trombocitopenia o alteraciones en la coagulación. Se deben evitar procedimientos invasivos y aplicar medidas de control de sangrado si es necesario.

Durante esta fase, el odontólogo debe trabajar en equipo con el oncólogo, adaptando las intervenciones a la inmunosupresión o a los efectos colaterales que presenta el paciente oncológico.

Después del tratamiento oncológico

Una vez superado el tratamiento, es momento de reconstruir, rehabilitar y mantener. No todo vuelve a la normalidad, pero se puede lograr una gran mejora en la calidad de vida. Comienza una nueva etapa de rehabilitación para el paciente oncológico.

Objetivos principales:

  • Evaluar secuelas de la oncología: Daños dentales por radiación, cambios en el periodonto, osteonecrosis, alteraciones del gusto o deglución.
  • Rehabilitación funcional y estética: Prótesis, restauraciones, ortodoncia o cirugía, según necesidad.
  • Seguimiento periódico: Evaluaciones cada 3-6 meses, según el caso, para control de higiene, lesiones precancerosas o recidivas.
  • Apoyo emocional: ya que el paciente oncológico puede vivir con secuelas físicas y psicológicas. No olvidar el impacto psicológico que deja el cáncer. El entorno dental debe ser amable, empático y comprensivo.

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Consideraciones especiales: radioterapia en cabeza y cuello

Las dosis altas de radiación pueden provocar osteorradionecrosis en el paciente oncológico, una condición en la que el hueso maxilar o mandibular se necrosa debido a la falta de riego sanguíneo.

La  osteorradionecrosis es una complicación grave que puede ocurrir tras procedimientos invasivos en pacientes que han recibido radioterapia o bisfosfonatos. La prevención incluye evitar extracciones innecesarias y realizar tratamientos conservadores.

Recomendaciones clave:

  • Extraer dientes con mal pronóstico antes de iniciar la radioterapia.
  • Evitar extracciones o cirugías posteriores a la irradiación siempre que sea posible.
  • Usar cámaras hiperbáricas en casos seleccionados para estimular la oxigenación del hueso.
  • Otra consideración a tener en cuenta son los medicamentos inmunosupresores y anticoagulantes: debemos ajustar procedimientos para minimizar riesgos de hemorragias o infecciones.

Paciente oncológico pediátrico

En pacientes pediátricos, el cáncer y su tratamiento pueden afectar el desarrollo dental, la erupción de los dientes y el crecimiento óseo facial. Es crucial monitorear su desarrollo con radiografías periódicas y adaptarse al cambio constante de su anatomía.

  • Alteraciones en la erupción dental. La radioterapia en la zona maxilofacial puede retrasar, alterar o impedir la erupción de los dientes permanentes, además de causar malposiciones o dientes impactados.
  • Retraso en el desarrollo óseo. La radioterapia puede afectar la densidad ósea, provocando osteonecrosis, deformidades o retraso en el crecimiento óseo
  • Hipoplasia del esmalte. Es una deficiencia en la formación del esmalte que se presenta como áreas de esmalte delgado o ausente, haciendo que los dientes sean más susceptibles a caries y sensibilidad.
  • Hipomineralización y opacidades del esmalte. Se presentan como manchas blancas o marrones en los dientes, que indican una mineralización deficiente y aumentan la vulnerabilidad a caries.
  • Cambios en la estructura de los tejidos blandos. La mucosa puede volverse delgada, frágil y propensa a lesiones, úlceras o infecciones
  • Supervisión constante del paciente oncológico pediátrico por un odontopediatra especializado.

Enfoque multidisciplinario: la clave del éxito

El cuidado del paciente oncológico no puede estar fragmentado. El odontólogo no puede actuar en solitario. El manejo efectivo del paciente oncológico requiere colaboración continua con oncólogos, hematólogos, nutricionistas, psicólogos y, en muchos casos, fisioterapeutas.

El objetivo no es solo curar el cáncer, sino asegurar que el paciente pueda masticar, sonreír, hablar y vivir con dignidad.

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Paciente oncológico: Tecnología e innovación en odontología.

Hoy en día, la tecnología también ha entrado al servicio de la odontología. La odontología moderna ha incorporado herramientas que mejoran el tratamiento del paciente oncológico:

  • Láser de baja intensidad (LLLT): para mucositis, lesiones premalignas y en procedimientos de biopsia y dolor.
  • Terapias fotodinámicas. La terapia fotodinámica combina un agente fotosensible con luz láser para eliminar células cancerosas o lesiones precancerosas en la mucosa oral. Es una opción menos agresiva y con menor impacto en tejidos sanos
  • Prótesis impresas en 3D: La impresión 3D se emplea para crear modelos anatómicos precisos, guías quirúrgicas personalizadas y prótesis temporales o definitivas más precisas y adaptadas al paciente. Esto permite una cirugía más exacta y menos invasiva, además de mejorar la rehabilitación oral post-tratamiento
  • Teleodontología: seguimiento remoto del paciente oncológico, evitando desplazamientos innecesarios; especialmente, en pacientes que requieren vigilancia continua tras tratamientos oncológicos
  • Biomateriales y terapias regenerativas: estimulan la cicatrización en casos de osteonecrosis. Materiales biocompatibles y regenerativos avanzados, como membranas y hueso liofilizado, favorece la regeneración ósea y de tejidos blandos en áreas afectadas por el cáncer o su tratamiento
  • Saliva como medio diagnóstico: una herramienta no invasiva con gran potencial.

Resumen

El paciente oncológico es más que un caso clínico: es una persona que atraviesa una situación compleja, vulnerable y, muchas veces, dolorosa. El papel del odontólogo es mucho más que clínico: es preventivo, educativo, acompañante y, muchas veces, emocional.

A través de la prevención, el seguimiento y la innovación, podemos devolverle al paciente oncológico no sólo la funcionalidad bucal, sino también su sonrisa, su autoestima y su calidad de vida.

Si tienes dudas sobre éste u otro tema, contacta con nosotros. Estaremos encantados de atenderte.

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