Los mitos dentales son una realidad que se ha hecho fuerte a través del tiempo. A lo largo del día recibimos muchos consejos sobre salud bucodental. Anuncios de internet, televisión e, incluso, de nuestros familiares y amigos.
Pero no todos son ciertos. Algunos son simples confusiones y otros, directamente, pueden poner en riesgo tu sonrisa. En esta entrada vamos a hablar de los mitos dentales más comunes, desmentirlos y contarte qué dice realmente la odontología.
¿Por qué es importante hablar de mitos dentales?
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La boca no es un tema que carezca de importancia: está conectada con el bienestar general, la alimentación, la autoestima y la salud de todo el organismo. Creer en ciertos mitos dentales puede hacer que pospongamos una visita al dentista, que usemos remedios caseros dañinos o que descuidemos la prevención. Por eso, aclarar estos mitos dentales es el primer paso para tomar mejores decisiones.
Mito 1: “Si me sangran las encías, mejor no cepillarme”
Muchas personas piensan que, si el cepillado provoca sangrado, lo correcto es dejar de hacerlo. Este es uno de los mitos dentales más extendidos. En realidad, el sangrado suele ser una señal de inflamación causada por placa bacteriana. No cepillarse solo empeora la situación. Si las encías sangran debemos acudir al dentista para revisar la causa y realizar una higiene profesional. La verdad: mantener una buena higiene y visitar al odontólogo es fundamental.
Mito 2: “El carbón activado es un blanqueador seguro”
En redes sociales existen muchos vídeos sobre el carbón activado como remedio para blanquear los dientes. Pero este es otro de esos mitos dentales peligrosos: su uso excesivo desgasta el esmalte y aumenta la sensibilidad.
Las evidencias científicas sobre su eficacia blanqueadora son limitadas y/o inconsistentes.
- Puede eliminar manchas superficiales (coloraciones externas) más que decoloración intrínseca. No cambia el color de la dentina de forma significativa.
- Abrasión: puede desgastar el esmalte si se usa con frecuencia o de forma excesiva.
- Interacciones: puede manchar temporalmente empastes, coronas o carillas; no modifica el color de restauraciones.
La verdad: el blanqueamiento debe hacerse en la clínica, con productos controlados y seguros.
Mito 3: “El chicle sin azúcar sustituye al cepillado”
Masticar chicle sin azúcar estimula la saliva y ayuda a refrescar el aliento. Eso es cierto. Pero creer que reemplaza el cepillado es uno de los mitos dentales que más confunden. La verdad: el chicle puede ser un aliado ocasional, pero nunca sustituye el cepillo y el hilo dental. En exceso el chicle puede generar tensión, dolor o fatiga de la ATM. Personas con dolor de ATM, bruxismo, disfunción temporomandibular (DTM) o antecedentes de luxaciones deben evitar masticar chicle o hacerlo con mucha moderación.
Mito 4: “Si no me duele, no tengo nada”
Algunos mitos dentales hacen creer que el dolor es la única señal de alarma. Pero enfermedades como la caries o la periodontitis pueden avanzar sin molestias en sus primeras etapas y luego el diagnóstico ser mucho peor, así como el tratamiento más costoso y menos conservador La verdad: las revisiones periódicas son esenciales para detectar problemas a tiempo.
Mito 5: “El blanqueamiento debilita los dientes”
Muchos pacientes llegan a consulta con este miedo. Es otro de los mitos dentales más repetidos. Si el blanqueamiento se realiza con supervisión profesional, no daña el esmalte. Lo que sí puede ser peligroso es usar remedios caseros como bicarbonato o limón. La verdad: el tratamiento clínico es seguro y efectivo.
Mito 6: “Los dientes de leche no importan”
Entre los mitos dentales que afectan a los más pequeños, este es de los más frecuentes. Pensar que los dientes temporales no necesitan cuidado porque “se van a caer” es un error. Su salud es fundamental para una correcta masticación, habla y desarrollo de los dientes permanentes. Si se pierde prematuramente un diente temporal perdemos el espacio correcto del diente definitivo, lo que producirá un mal alineamiento y una mala oclusión. La verdad: los dientes de leche merecen tanto cuidado como los definitivos.
Mito 7: “El enjuague bucal sustituye al cepillado”
Algunos anuncios publicitarios alimentan este tipo de mitos dentales. El enjuague es un buen complemento, pero nunca puede eliminar la placa bacteriana como lo hace el cepillo. La verdad: la higiene mecánica es insustituible.
Mito 8: “Cuanto más fuerte me cepille, más limpio quedó”
Cepillarse con demasiada presión desgasta el esmalte y retrae las encías, lo que se traduce en sensibilidad dental. Este es un ejemplo de mitos dentales que parecen lógicos, pero son dañinos. La verdad: lo importante no es la fuerza, sino la técnica, el tiempo dedicado y el uso de un cepillo adecuado.
Mito 9: “La ortodoncia es solo para niños”
Cada vez más adultos deciden corregir su sonrisa. Sin embargo, la idea de que la ortodoncia solo sirve en la infancia sigue siendo uno de esos mitos dentales que conviene desterrar. Hoy existen opciones discretas, como los alineadores transparentes, que se adaptan perfectamente a la vida adulta. No sólo se trata de estética, si no de una correcta oclusión (mordida) que nos permita triturar adecuadamente los alimentos y tener una buena digestión. Unos dientes alineados también permiten una higiene más fácil para mantener unas encías saludables. La verdad: nunca es tarde para mejorar la mordida y la estética dental.
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Otros mitos dentales
Además de los anteriores, circulan otros mitos dentales curiosos:
- “El bicarbonato siempre es bueno para limpiar los dientes.”
- “El azúcar moreno es menos dañino que el blanco.”
- “Cepillarse más de tres veces al día es malo.”
Cada uno de estos mitos dentales tiene matices, pero lo cierto es que seguirlos al pie de la letra puede ser perjudicial.
Consejo: decir adiós a los mitos dentales
La mejor herramienta contra los mitos dentales es la información veraz. Creer en ellos puede retrasar diagnósticos, empeorar problemas o generar hábitos poco saludables.
Por eso, desde clínica Dr. Calvo, tu clínica dental en Sevilla, invitamos siempre a preguntar, contrastar información y acudir a revisiones periódicas. Porque cuando se trata de tu sonrisa, la verdad importa más que cualquier mito.
Si tienes alguna duda sobre éste u otro tema, contacta con nosotros, estaremos encantados de atenderte y seguir desmontando mitos.
¿Sabes qué no es un mito?: ¡mejor prevenir que curar!
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